[ Pobierz całość w formacie PDF ]
A pesar de lo mucho que he querido a mis huertos le dijo , jam�s los he cuidado
sólo para m�, o para nosotros. Siempre he deseado que los resistentes tomasen de ellos
lo que necesitasen.
Tino apartó la vista y se encontró mirando a los derribados �rboles de papaya, y volvió
a girar la cabeza. �l hab�a sido un resistente..., hab�a pasado una buena parte de su vida
entre gente que hab�a cre�do que los humanos que se hab�an atriado con oankali eran
traidores, y que todo lo que se pudiera hacer para causarles da�o era bueno. �l hab�a
abandonado a su gente porque deseaba tener hijos. Entonces no exist�a la colonia de
Marte, y los humanos o se iban a vivir con los oankali o ten�an una existencia sin
descendencia. En cierta ocasión, Lilith me hab�a dicho que Tino no hab�a abandonado del
todo sus creencias de resistente hasta que hab�a empezado a funcionar la colonia de
Marte y su gente hab�a podido escapar de los oankali. Ella nunca hab�a sido una
resistente: hab�a sido puesta con Nikanj cuando ten�a m�s o menos mi edad y estaba en
la nave. En aquel tiempo no hab�a comprendido lo que esto representaba, y nadie se lo
explicó. Nikanj me dijo que ella no dejó de tratar de liberarse hasta que uno de mis
hermanos convenció al pueblo para que permitiese que los resistentes humanos se
establecieran en Marte.
En cierta manera, la colonia de Marte hab�a liberado a mis dos progenitores humanos
permiti�ndoles que hallasen en sus vidas todo el placer que les fuera posible. Aparte esto,
no les hab�a ayudado en nada: a�n segu�an not�ndose culpables, sintiendo que hab�an
abandonado a su pueblo por los alien�genas, como si todav�a temiesen ser, realmente, los
traidores que les acusaban ser los resistentes. Ning�n humano pod�a ver el conflicto
gen�tico que los hac�a ser una especie tan volc�nica..., que con tanta seguridad iba a
destruirse a s� misma. Por ello, seguramente ning�n humano acababa de cre�rselo del
todo.
Siempre que se llevaban plantas enteras me alegraba estaba diciendo Lilith :
Algo con que alimentarse ahora, y algo que trasplantar luego.
Aqu� hay algunos cacahuetes que han sobrevivido le dijo Tino . �Los quieres?
Se inclinó para tirar de algunas peque�as plantas, arranc�ndolas de la tierra suelta que
yo hab�a visto preparar para ellas a Lilith.
D�jalos le dijo �sta . Ya tengo algunos.
Se volvió para mirar de frente al huerto, contemplando cómo los miembros oankali de la
familia colocaban lo que hab�an recogido sobre una alfombra de hojas sobrepuestas de
platanero. Ahajas detuvo a Oni cuando iba a comerse una de las papayas salvadas y la
mandó que dijese lo ocurrido a Lo, y que dejaban all� aquella comida. Oni era nacida de
humana y de un aspecto tan enga�osamente humano que yo no hab�a dejado de pensar
en ella como hembra..., pese a que a�n pasar�an diez a�os antes de que tuviese un sexo
definido.
Espera le dijo Lilith.
Oni se detuvo cerca de ella y se quedó mir�ndola.
Lilith caminó hasta donde se hallaba Dichaan.
�Por qu� no vas t�? le pidió.
La gente que hizo esto ya se fue, Lilith le contestó �l . Se fueron hace m�s de un
d�a. No hay sonidos de ellos, ni un olor reciente.
Ya lo s�..., pero, aunque sólo sea para que me quede tranquila, �ir�s?
S�. Se dio la vuelta y se marchó. Solamente ir�a hasta el borde de Lo, en donde
algunos de los �rboles y arbustos no eran lo que parec�an ser. All� podr�a hacer se�ales
por tacto a Lo, y Lo pasar�a su mensaje, tal cual, a las siguientes personas que abriesen
una pared, solicitasen comida o, en alg�n otro modo, entrasen en contacto directo con la
entidad Lo. �sta pasar�a el mensaje ocho o diez veces, luego lo almacenar�a. Como
nosotros, Lo no pod�a olvidar, pero, a menos que alguien le pidiese recordarlo, no volver�a
ya a molestar a nadie con el mensaje. Los humanos no pod�an ni dejar ni recibir mensajes
as�. A pesar de que Lilith y algunos otros hab�an aprendido un poco de lo que ellos
llamaban los códigos oankali, sus dedos no eran lo bastante sensibles como para recibir
mensajes, ni lo suficientemente finos y penetrantes como para enviarlos.
Oni contempló irse a Dichaan, luego regresó con Hozh, que hab�a acabado su papaya.
Se quedó cerca de �l. No es que Hozh fuera m�s macho de lo que ella era hembra, pero
me resultaba m�s f�cil seguir pensando en ellos con los mismos g�neros que les hab�a
atribuido siempre. Ambos entraron de inmediato en comunicación silenciosa. Siempre que [ Pobierz całość w formacie PDF ]
Pokrewne
- Strona startowa
- Lois McMaster Bujold 07 Cetaganda
- ABC program wychowania przedszkolnego XXI wieku Anna śÂada Grodzicka
- Arct Bohdan Cena śźycia
- Sandemo Margit Saga O CzarnoksićÂśźniku 05 Próba Ognia
- William Gibson & Bruce Sterling The Difference Engine
- Art of Public Speaking
- (Ebook German Erotik) Flirt Kurs, Vom Anbaggern Zum Flirten
- Mother's New Boarder
- Tarling Moyra Płótno i diament
- Brynn Paulin Strangers in the Night (pdf)
- zanotowane.pl
- doc.pisz.pl
- pdf.pisz.pl
- skromny19.pev.pl